La palabra “cocina” proviene del latín “coquina”, de coquere “cocer” y la RAE la define, entre otras acepciones,  como “Pieza o sitio de la casa en la cual se guisa la comida” .

Hoy vamos a hablar un poco de historia, de historia de la cocina y su funcionalidad, pues este concepto aunque no ha variado en cuanto a su finalidad: cocinar alimentos, si que ha recorrido un camino a lo largo del tiempo hasta el actual concepto e imagen de una cocina.

En Casas Kubera nos gusta asesorar a nuestros clientes sobre al diseño de esta parte de la casa y en nuestras viviendas de diseño minimalista prevalece la apertura de dicho espacio al salón, sin que haya separación entre ambos, lo cual no es solo una cuestión de moda sino que aporta mayor comunicación e integración entre los miembros de la familia.

Con el descubrimiento del fuego, este pasó a tener dos funciones principales diferenciadas: cocinar los alimentos y calentarse cuando hacía frío, lo que permitía a las familias reunirse alrededor de él para compartir los alimentos y no pasar frío. De hecho, la palabra hogar que viene del latín “focus” (fuego) es como denominamos a nuestra casa y es también el sitio donde se coloca la lumbre en las cocinas, chimeneas, hornos, etc, pero también tiene el significado de “familia” o grupo de personas emparentadas que viven juntas.

La cocina perfecta

La cocina como espacio diferenciado no apareció hasta el siglo V a. de C. y ya en la época romana había cocinas muy bien equipadas, con horno de pan, lavadero, trípodes de bronce, cavidades para picar las especias, etc,

En la Edad Media las cocinas de los castillos eran un lugar importante con gran actividad diaria y en las casas burguesas en las ciudades y en las granjas más humildes la cocina era tanto el lugar donde se preparaban los alimentos y se comían como el lugar donde se vivía y se reunían las personas.

En el Renacimiento se perfeccionaron tanto los equipos como la decoración y las cocinas nobles europeas son lujosas y aparece el gusto por lo exquisito y el refinamiento.

En el siglo XIX con la Revolución Industrial se fabrican ya las cocinas de hierro en serie, cerradas, limpias y libres de humos pero en las casas burguesas el espacio se separa totalmente del resto de la casa, incluso tenían una puerta de servicio y a veces se llegaban a situar incluso en el sótano.

Ya en el siglo XX, con la Bauhaus, llega el primer diseño de cocina, un diseño en L, que fue un avance de una cocina integrada por dos tipos de muebles de cocina: de pared y de base formando una superficie continua con el fregadero y los fogones.

Actualmente los conceptos fundamentales en las cocinas modernas son la funcionalidad, sencillez, elegancia y sobre todo que son prácticas y decorativas. No es necesario tener muchos objetos y se mantiene un mayor orden y una perfecta organización.

Al ser un espacio abierto al salón se tiene mayor sensación de amplitud y más luminosidad pues entra también la luz de los ventanales de dicha estancia, sin olvidarnos de que el color blanco en los muebles de las cocinas minimalistas es el mejor aliado para aportar ambas condiciones.

La integración de la cocina y el salón facilita una mayor comunicación entre las personas que habitan la casa, la cocina ya no es el lugar, como hasta hace no mucho, relegado al ama de casa, sino que se ha convertido en un espacio más versátil donde se puede interactuar con familiares y amigos y ya no solo se cocina sino que se charla, se comparte un café o se consulta el portátil.